Que se cumpla en mí tu palabra

maria

“Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra”.
Lucas 1:38

Las grandes ciudades del mundo impactan por su esplendor. Altos edificios, concentración de riqueza, superpoblación y atractivos que no son posibles de encontrar en los ámbitos rurales. La vida tranquila y rutinaria de las aldeas o de los campos establece una diferencia con aquellas y hasta quedan en el anonimato para los medios de comunicación, las fotos de revistas o las visitas de los famosos. Nada las sorprende demasiado excepto un buen amanecer para asegurar que la jornada de trabajo comienza nuevamente.

En los tiempos del evangelio, las cosas eran similares. Los principales asuntos políticos y religiosos ocurrían en Jerusalén, en Samaria o en Galilea entre otros lugares.
Sin embargo, seis meses después del nacimiento de Juan el Bautista, en una pequeña ciudad marginal, una de las que podríamos decir de “las afueras” o las del anonimato, se anunció el advenimiento más importante de la historia de la humanidad. Una joven virgen, desposada con su prometido, sería hallada muy favorecida, elegida o señalada desde el cielo para ser la madre de Jesús.

A esta altura ya sabes de quién estoy hablando, ¿no es así? María aparece en el hilo narrativo del escritor como una sencilla mujer a quien Dios le encarga la crianza del Hijo.
Este paisaje del anunciamiento es íntimo: María en su aldea y la Palabra de Dios a través de un ángel. No hay grandes demostraciones de poder ni abundan los detalles, pero más allá de todo hubo una respuesta al plan divino. María dijo: Que se cumpla en mí tu palabra. De ahí en más, la vida de esta joven cambiaría su destino y el del cosmos rotundamente.

Los planes de Dios siempre son una invitación a adherirse a algo mayor de lo que nuestra mente finita puede percibir. Puede que nunca recibamos por completo todas las coordenadas de lo que él va poniendo en nuestro corazón; pero si nuestra voluntad está dispuesta, entonces todo ocurre.

María es un símbolo de una porción de la humanidad que, aunque viva en condiciones de marginalidad y sencillez, puede ser favorecida desde la mirada del cielo. Esto es así porque Dios busca solo un corazón dispuesto a obedecer y a confiar en su Palabra.

“Dios convierte lo ordinario en extraordinario”

Tomado del libro Una Pausa en Tu Vida
Usado con permiso @unapausaentuvida

Una Pausa En Tu Vida – Devocional Diario Todo El Año

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