Manual de Sozo Para Niños – Sue Elliott

Mientras crecíamos, mis hermanos y yo fuimos gravemente desatendidos y, a veces, nuestros padres ni siquiera nos daban de comer. El trauma de este abuso constante fue tan grave que finalmente me disocié y no almacené recuerdos conscientes de ello. De joven adulta, estaba tan destrozada que no podía recordar nada de un día para otro, ya que mi mecanismo de autodefensa consistía en ocultarlo todo.Hace 20 años, mi vida se transformó cuando trabajaba en una iglesia de niños y nuestro pastor exigía que todos se hicieran un Sozo. En la sesión, le pregunté a Dios: “¿Por qué me pasó todo esto en la vida?”. Esperaba que Dios me castigara por hacer esa pregunta, pero en lugar de eso escuché el susurro: “No fue tu culpa”. Esta verdad radical era exactamente lo que necesitaba escuchar, y en un instante me liberó por completo de toda la culpa, la vergüenza y la condenación en las que me había estado ahogando. Me conecté verdaderamente con Dios por primera vez en mi vida, y me di cuenta de que este tipo de intimidad con Dios (sin el peso del pecado o el castigo) es lo que debería ser la vida cristiana.Ese primer Sozo dio inicio a un proceso de sanación intensivo de cinco años que restauró mi capacidad de recordar. Por primera vez en mi vida, comencé a tomar decisiones informadas porque podía acceder a mis recuerdos, y mi conexión con Dios se profundizó porque realmente podíamos construir una relación duradera. La vida fue muy diferente después de esto, ya que finalmente pude elegir quién quería ser. Fui pionera en Sozos para niños durante esta temporada, ya que quería que los niños de la iglesia para niños experimentaran la misma libertad que yo había encontrado. Todavía me sorprende en cada sesión cómo Dios se conecta con cada persona para brindarles una verdad única que transforma la verdad de su cabeza en la verdad del corazón.